21 de enero de 2015

El lunes empiezo...

En esta oportunidad me toca hablar de mi. Es difícil explayarse en tan pocas palabras. Y creo que también, uno nunca termina de conocerse. Algo que detesto, y creo que algunas personas que están a mi alrededor también, soy muy inconstante con cosas que me propongo.

Siempre me planteo como nuevos comienzos, hacer cambios en mi cuerpo, en mi intelecto, nuevas actividades pero como de costumbre, me quedo en el camino. Si me remito al pasado, a mi entorno; si tuve como una educación medio conformista. El progresar mucho no era el objetivo, sino mantenerse.
No tengo una vida de tomar muchos riesgos, me creo un poco cobarde para ello. Y volvemos a ese conformismo del que hablaba. Suelo “dormirme en los laureles” muy fácilmente.

Hace un tiempo empecé canto, y lo dejé, echándole la culpa al profesor,  bueno, la clase era grupal, y nunca me tocaba demostrar mis aptitudes para ello.  

Después empecé la nutricionista, y la dejé, los horarios no me daban. Trabajaba casi todo el día y se me dificultaba para encontrar el tiempo. Habré ido dos semanas, nada de harinas, nada de azúcar, y así estamos.

¡El gimnasio! Mala palabra. Habré comenzado un millón de veces, y lo habré dejado la misma cantidad. La actividad física no es lo mío, aparte mucha gente en un espacio reducido, calor y ni hablar de esos quejidos de testosterona pura.

Sigo y seguiré poniendo excusas, como siempre “la culpa la tiene el otro”.  Me cuesta darme cuenta que yo soy el dueño de mis decisiones, soy dueño del cuerpo que en gracia (o desgracia) me tocó, de las actitudes que pueda tomar o aptitudes que tengo.  

Eso sí, con mis caprichos soy constante, desde pequeño cosa que veo, cosa que quiero. Y eso no lo perdí con los años, y ya a mis 32 no creo que desaparezcan.
En el amor también lo he sido, y algunos lo han tomado como capricho también. Hoy estoy con la persona que elegí, y me costó “conseguirla”. Me enfrenté al dragón y me llevé a la princesa, bueno, la princesa era la mismísima bestia de largas alas y aliento de fuego. 

En conclusión, la constancia no es mi plato fuerte. No me caracterizo por ello. Lo anoto como tema para mi próxima sesión de terapia. Ahora me voy a comer una regia barra de chocolate, porque la dieta, la empiezo el lunes…


S. Emanuel

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