24 de marzo de 2015

Pegue, Marta pegue.

Miro el reloj y faltan todavía unos minutos para que llegue Marta a su sesión, la última conmigo por el momento. Hemos resuelto de mutuo acuerdo darnos "vacaciones". Cuando llegó al consultorio hace un año y medio traía con ella el fantasma de muerte a causa de una enfermedad que la afectaba. Pero eso era solo la fachada de muchos miedos y problemas que fueron aflorando. Trabajó duro para poder superar sus temores y ver las cosas desde otra perspectiva, por eso creí conveniente que nos diéramos un respiro y dejarla ser, con la posibilidad de que ella continúe con otro profesional si así luego lo deseara.
Suena el portero, le abro y en cinco minutos comenzamos.
-Bueno Marta como sabe hoy es nuestro último encuentro, al menos por un tiempo. Esto no es una despedida, sino un hasta luego. Creo que está en el momento indicado para dar pasos de gigante.
-Como dice la canción.
-Sí, Marta, como la canción. Pero antes quiero tomarme la libertad de sugerirle y de que al menos le quede la inquietud y lo piense.
-Dígame.
-Quisiera que siga avanzando en esto que ha venido trabajando en nuestros encuentros. Sobre el “sacarse mochilas”, es necesario que ponga en palabras sus sentimientos para que ldespues ese silencio no se transformen en nódulos.  
-Usted sabe que me cuesta, que no quiero herir a los míos.
-Sí, lo sé. Pero digamos que es necesario para su bien y a su vez para el bien de los suyos. Creo que decir las cosas, ponerlas en palabras es liberador. Es ser y de eso se trata la vida Marta. De ser. De pegar un grito, de cantarle las verdades en la cara a quién a usted le hace ruido. De salir de la zona de confort. De ser usted misma y no la que los demás quieren que sea.
-Se da cuenta que me pide que sea como usted quiere que sea.
-No Marta, le pido que deje salir de usted a la que hay en su interior. Que su salud esté en primer lugar, solo eso. Disculpe si soy brutal al decirle que mandar a la mierda a su hija que no acepta que usted se haya separado de su padre puede ser liberador. Su hija ya no es una criatura que no puede manejar los cambios, seguramente deberá procesarlos. Pero eso ya es otro asunto, de ella, no suyo. “Matarle” las ilusiones al padre de sus hijos diciéndole claramente que usted ya no va a volver con él, podría ser lo más sano para ambos. Que la historia no haya sido como usted pensaba no significa que no ha sido buena. Después de todo tuvo como fruto de ese amor, dos hijos y un matrimonio de 25 años.
-25 años llenos de momentos, buenos y malos.
-Así es la vida Marta. Pero entiendo también que usted elija volver. Que elija quedarse al lado de Antonio….
-Con Antonio no vuelvo más.
-Hágaselo saber así, claro. Usted no tiene porque callarse pensando en ella. Mientras que su suegra la tilda de lo que se le viene en ganas.
-Es una mujer mayor…
-Y usted, no? Hasta cuando Marta va dejar que todos crean que usted es un felpudo?
-Se vino afilada hoy- se seca una lágrima a la vez que se ríe.
-Hoy es una charla de mujer a mujer. No le pido que lo haga, sino que lo considere. Que de una vez salga a la luz y se enfrente con las cosas. Al ritmo que pueda. Pero que cuanto antes mejor. Su verdad no va a alejarla de nadie y si la aleja, quizás sea lo mejor. Quizás sea lo más sano. Vivir con lo que uno es tiene su precio, así como vivir de apariencias conlleva un costo.
-¿Alto?
-Alto, pero siempre es más alto el costo que nos cobra la mentira. ¿No cree usted?
-¿Por qué me dice todo esto hoy?
-Primero porque quizás decida no volver y después porque detrás de su analista hay una mujer. Le propongo que tengamos un encuentro dentro de dos meses. Es un tiempo prudencial para que usted cambie de piel.
-Voy a volver.

-Acá la espero.

Alito

2 comentarios:

  1. Como siempre, excelente. Tan bien vienen esos consejos.
    Colo

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  2. Me recomendaste que lo lea, y lo hice. Me gusto MUCHO. Identificable.

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