26 de marzo de 2015

El arte de aparentar


¡Uy! ¡Ya estamos a 26 de marzo, no veo la hora de que termine el mes! Maldito trabajo y maldito sueldo que no alcanza… 
La culpa de todo la tiene mi jefe, que encima me tiene en negro y  ni obra social tengo, menos mal que soy una persona sana, si me llego a enfermar tengo que ir a ese hospitalucho de cuarta. 
Igual si me enfermo voy al Fernández, aunque tenga que tomar dos colectivos, por lo menos esta en un barrio como la gente y la Legrand siempre dice que es bueno… si ella lo dice, debe ser así. 
Lo importante es que hoy me encuentro con las chicas, vamos a comer a puerto madero, ¡espero conseguir un novio con plata que me saque de este lugar horrible!
¡Menos mal que mi prima pudo prestarme un poco de plata! ¡Zapatos nuevos! ¡Al fin!
Apenas los vi en el Alto me enamoré, ¡son tan lindos! Todos doraditos, hacen juego con mi Swatch...¡Mierda! Le tendría que haber pedido un poco más de plata a mi prima, así me compraba la cartera que hace juego. La que tengo ya tiene unos meses, se nota que es de la temporada pasada, y Carlos se da cuenta de todo
¡Ay, es tan elegante! ¡Siempre con su perfume importado y sus trajes a medida! Tengo que engancharlo, ese hombre tiene que ser mío.
Pero no puedo ir así como una mosquita muerta...
Mi prima me quería prestar sus zapatos, ¡está loca!. Se ve de lejos que son de once. Por eso le pedí la plata, la miserable siempre tiene. Dice que ahorra por las dudas, para no depender de nadie...
Yo no se a esa chica que le pasa, no disfruta nada, siempre trabajando, ¡es tan aburrida!  
Le tendría que haber pedido más, me queda justo para la cena y el taxi para volver... Este barrio está cada vez peor, parece que están por asfaltar la avenida, si llueve ya voy a poder caminar desde la parada, ¡con la última lluvia me empapé!
Menos mal que soy una chica sana, ¡el Fernández esta tan lejos....!


Pau

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