27 de abril de 2015

Costos de vida

"(...)Matias me mira, no hace otra cosa que observarme, y no se acerca.
 Matias es un hombre sin ningún respeto por la salud mental de sus pacientes, bueno pacientes es mucho decir. Cuanto puede saber un hombre como él de la seguridad de alguien como yo?
 Se nota que el respeto pasa por otro lado, no se da una idea de lo que cuesta mantener un estilo de vida como el mio.
Hace unos años, cinco años atrás, me dedicaba a esperar que me atendieran (no creerán que mi belleza se construye solamente con artificios de colores, ¿o si?)
No es fácil ser parte de una familia de mafiosos  tradicional, claro que en esta casa de eso no se dice nada.
Matias, el hombre en cuestión, siempre me pareció fascinante. Muchas veces intenté llamar su atención, ¿quien podría no mirarme? Soy lo que muchos denominan una pieza única.
Suelo vestir con colores vivos, me gusta resaltar, y pavonearme con esos colores es parte fundamental de mis aspiraciones.
Matias no me quiere, nunca me presta atención, será por que no soy su preferida, ojalá lo fuera.
Cada mañana lo veo y se que secretamente desea quitarme la vida, lo veo en sus ojos, me odia, o al menos siente repugnancia por mi presencia.
Ayer intenté tomarlo por sorpresa en la curva de la entrada, me vestí con colores pasteles y mi perfume era exquisito, el muy descarado siguió de largo, como si nada le importara.

Rosalia Hernandez Beiró."

El anterior extracto fue proporcionado por Don Gregorio Hernandez, y se publicó en todos los diarios de la capital. El hombre identificado como el asesino fue encarcelado hace unos meses y condenado a cadena perpetua.
Estoy camino a la casa de los Hernandez, se que buscan un nuevo jardinero, tienen unos rosales preciosos...

Tin



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