Sueño que
soy otro. Que sueña. Veo a los infinitos universos fundirse en uno. Siento que
mi cuerpo se aliviana. Vuelo como un pájaro mientras siento a mis patas correr
sobre la hierba. Veo la claridad de la mañana, aunque podría ser la noche
cerrada, profunda.
Siento la
presencia de la muerte. La yema de sus dedos huesudos rozan mi cuello, justo
atrás de la oreja. Me explica que es tan vital como cualquier otro elemento del
ciclo de la vida, pero que lo suyo es un problema de prensa. La calmo prometiendole
que, cuando nos volvamos a ver, la voy a recibir con entusiasmo. Ya no le temo,
ahora siento empatía por ella.
Transcurren
horas, días, años ¿cómo saberlo? Los minutos ya no se suceden el uno al otro.
Las palabras empiezan a carecer de sentido ¿Estaré del lado equivocado del
espejo? Tal vez nieve en el trópico. Las estaciones se superponen cual hojas de
papel translúcido. Las mareas ya no responden a la luna.
Entonces
sueño. Sueño que soy soñado y sueño a mi soñador, soñado también él. Sueño y
ansío orden en esta calma anárquica. Sueño y temo el despertar.
M.
No te mires a través del espejo, se el espejo que refleja
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